«Vivimos en una época de un determinismo asfixiante en la que toda conducta se explica —e incluso se justifica— porque nuestro cerebro nos ha programado para actuar así. La explicación y la culpa de todo se busca en los condicionantes de moda. Ahora le toca el turno al código genético y al cerebro. En el siglo pasado se buscó en la sociedad y en la educación. El ser humano siempre pretende eludir la parte de responsabilidad que le corresponde por sus actos. Con ¿Es el cerebro el culpable?, E. Welch, siguiendo en la mejor tradición de la escuela reformada, aporta mucha luz a este desafío contemporáneo; el autor analiza con sabiduría bíblica y valentía la responsabilidad de cada persona en algunos de los trastornos más frecuentes originados en el cerebro.